Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Génesis 21:6
Incluso hoy en día, sería difícil creer la historia. Según los registros, Rajo Devi Lohan es la mujer que pudo concebir a mayor edad. Esta dama india dio a luz a su hija Naveen a los 70 años, tras un tratamiento de reproducción asistida. Sin embargo, Sara tenía 89 años y Abraham 100. No es de extrañar que Sara, escondida tras una cortina de piel de cabra, se riera al oír la promesa de Dios de que sería madre. ¿Y qué decir de Abraham, a quien el autor de Hebreos consideraba “prácticamente muerto” (Heb 11:12)?
Al año siguiente, la promesa de Dios se cumplió y Sara quedó embarazada. Ni siquiera ella podía creerlo. Tras las primeras náuseas, supongo que llegó la primera risa. Quizá una risa de alegría cuando el bebé se movió por primera vez. Fue un embarazo de cuidados y felicidad.
¿Por qué actuó Dios de este modo? Había hecho una promesa a Abraham, que a su vez se dejó llevar por las capacidades humanas y utilizó métodos incorrectos para tener descendencia, porque pensaba que de otro modo sería imposible. Pero nada es imposible para Dios, y decidió hacerlo todo a lo grande, llamando la atención de todos. ¡Dios es fiel! Sus promesas siempre se cumplen.
El Señor sigue teniendo la maravillosa capacidad de convertir nuestras lágrimas en risas. Él puede hacerlo hoy por ti. Pide. Confía. Él llenará tu vida de alegría.
Señor, gracias por tu fidelidad y por cumplir siempre tus promesas. Ayúdame a confiar en ti, incluso cuando las circunstancias me hagan pensar en un resultado desalentador. Convierte mis lágrimas en felicidad y lléname de tu regocijo. Que tu obra en mi vida, en medio de las pruebas, sea un testimonio de tu gran poder y amor. En El Nombre de Jesús, Amén.
