Devocional:
Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. (Hechos 12:5)
Mientras los judíos se regocijaban y en medio de su maldad disfrutaban viendo que los discípulos eran maltratados, encarcelados y algunos asesinados, la Iglesia se encontraba en continua oración para que El Señor librara a sus hijos de aquella situación. No tenían la fuerza de los soldados de Herodes. Mucho menos utilizaban las armas que poseía su ejército. Pero estaban armados con aquella arma que a veces dejamos de lado por la rutina tan azarosa de nuestro día a día: la oración.
La Palabra nos revela que “La oración del justo es poderosa y eficaz”. (Santiago 5:16) Nosotros muchas veces obviamos o no somos conscientes del alcance de ese poder. A veces oramos, pero ignoramos la eficacia de la oración. Hay situaciones en la vida en las que nos sentimos desolados, sin dirección, presas del miedo, e incluso desanimados. La dificultad es tan grande que no sabemos qué hacer. El dolor se apodera de nuestro corazón, los pensamientos negativos toman cuenta de nuestra mente. ¿Qué hacer ante tal situación?
Tenemos dos opciones: o buscamos encontrar una solucion por nuestros propios medios o nos rendimos a Dios en oración, buscando de el la solución, la respuesta que tanto necesitamos. Cuando oramos al Señor, le abrimos nuestro corazón, y con nuestro clamor y súplica, le expresamos nuestra confianza en que “Él es poderoso para hacer infinitamente más de lo que pedimos o pensamos”. A través de la oración, damos a conocer a Dios nuestras necesidades, quitamos las cargas pesadas que somenten nuestro corazón, aliviamos el dolor y somos restaurados en Él, al ver Su accionar en situaciones completamente adversas y que a ojos humanos parecen imposibles.
Que Dios nos ayude a tener una vida de oración continua. Que no seamos egoístas, sino que busquemos a Dios por la vida, tanto de nosotros como por la de nuestro prójimo. Que dediquemos tiempo a orar por aquellos que necesitan ayuda, porque es una realidad que cuando oramos por los demás, Dios se ocupa de nuestras necesidades.
¡Una fin de semana bendecido y lleno de oración para todos nosotros!
Oración:
Señor, fortaléceme mi vida en oración. Que nunca olvide que me has dado esa poderosa arma para alabarte, adorarte y expresarte mis mayores clamores y necesidades, sabiendo que tomas cuenta de ellas, que me cuidas y que me amas sin condiciones. En El Nombre de Jesús, Amén.
