Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. (Hebreos 12:1)
En el libro del Éxodo, capítulo 14, encontramos a los hijos de Israel atemorizados porque el ejército egipcio les perseguía. Acusaron a Moisés (a partir del versículo 11) de haberlos conducido al desierto para que murieran. Después de oír sus acusaciones, Moisés les respondió: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.” (v. 13).
Hace unos meses, decidí que quería incorporar el correr a mi rutina de ejercicios. Cuando compartí la idea con mi amiga, Jessica, me respondió entusiasmada que me ayudaría.
Durante la primera semana, Jessica me hizo empezar a lo que ella consideraba un buen ritmo. Pero después de observarme, me dijo
- Robin, puedes hacerlo mejor. Tu mayor obstáculo eres tú misma. Ya te sientes derrotada antes de empezar la carrera.
En la segunda semana, Jessica me dijo que creía que podía dar una vuelta completa a la pista sin parar. Empezamos nuestro calentamiento habitual en una colina cercana, desde donde se podía ver la pista. Entonces Jessica dijo: – Robin, mira la pista. No quiero que pienses que te vas a quedar sin aliento o cansada, sino que te imagines completando el recorrido.
A menudo nos vemos sumergidos por las distracciones de la vida, por las interferencias, que pueden incluir las percepciones que otras personas tienen de nosotros, o por nuestra propia mentalidad negativa. Como los hijos de Israel, olvidamos y perdemos de vista el rumbo que Dios nos ha marcado. Hebreos 12:1, 2 nos recuerda: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”
Si miramos el sacrificio de Jesús, y Su amor, junto con El del Padre, por nuestra salvación, nunca tendremos motivos para dudar, de que el camino que el Señor nos trace, será el mejor para nuestras vidas.
No temas, por el contrario, avanza y confía.
Dios Te Bendiga.
Oración:
Señor, tú nos ves y nos conoces individualmente. Hoy, te ruego que tengamos la mentalidad de Cristo, quien, a cambio del gozo que le fue propuesto, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza. Mientras seguimos hoy el curso de la vida, ayúdanos a hacerlo pensando en todo momento, en ese grandioso sacrificio de amor, sin quejarnos ni murmurar, sino perseverando en todo momento. En El Nombre de Jesús, Amén.