Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas. Proverbios 8:34
La Escritura nos anima a dar pasos deliberados cada día para poner bajo control nuestro corazón, mente y cuerpo, de modo que podamos pasar tiempo escuchando al Señor y encontrando sabiduría. Esta es la vida para nosotros: la mejor manera de posicionarnos para disfrutar la presencia y las bendiciones de Dios.
Sin embargo, al comenzar a meditar, podemos distraernos fácilmente con los asuntos que presionan o con el ruido que nos rodea. Descubrimos que debemos esforzarnos mentalmente solo para concentrarnos en Él. Si distraerte a veces es un problema para ti, acude a un salmo y di: “Señor, me cuesta mantener mi mente en Ti. Ayúdame a sumergirme en este salmo y centrar mi atención completamente en Ti”.
Sigue leyendo la Escritura hasta que tu espíritu comience a adorar a Dios o hasta que Él te hable. Si te dirige a otro pasaje, ve allí y medita en lo que te está revelando. No hay nada mejor, más productivo o más gratificante en tu vida que perderte en grandes pensamientos sobre tu Dios todo suficiente y amoroso. Así que escúchalo diariamente y observa cómo Él te mueve, porque ciertamente serás bendecido.
Padre celestial, hoy te pido que ordenes mis pensamientos y calmes mi corazón. Enséñame a concentrarme en Tu voz y a meditar en Tu Palabra sin distracciones. Que Tu sabiduría guíe mis decisiones y Tu presencia transforme mi día. Ayúdame a buscarte con constancia, a escucharte con atención y a obedecerte con amor. Haz de Ti mi enfoque y mi paz. En El Nombre de Jesús, Amén.