La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Juan 1:5
La idea de que Dios ve cada detalle de tu vida, incluso los rincones más oscuros, puede ser inquietante. Él conoce tus pecados, pensamientos ocultos y heridas profundas. Esa realidad puede ser humillante y hasta aterradora.
Pero recuerda: en Cristo, eres perdonado completa y eternamente. La mirada penetrante de Dios no busca condenarte, sino mostrarte lo que aún te duele, cómo puedes sabotearte a ti mismo y las formas en que permaneces atado. Su luz revela no para avergonzar, sino para sanar.
Si alguna vez te has preguntado, ¿Por qué sigo en esta situación? ¿Por qué vuelvo a lo mismo? — Dios lo sabe, y Su corazón anhela ayudarte. Otros pueden rechazarte, pero Él nunca lo hará. No estás solo; Él cuida cada detalle de tu vida para atender tus heridas más profundas.
Permite que Su luz ilumine los lugares que prefieres mantener ocultos. Él calmará tus miedos, dará claridad donde hay confusión y te liberará de todo lo que te detiene. Su luz no es enemiga; es el camino hacia tu sanidad y libertad.
Señor, gracias por ser la Luz que revela no para condenarme, sino para sanarme. Examina mi corazón y muestra lo que aún me ata. Calma mis miedos, aclara mi confusión y libérame de todo obstáculo que me impida caminar contigo. Ayúdame a confiar en Tu mirada y a recibir Tu obra en cada área de mi vida. Que Tu luz brille a través de mí para que otros vean Tu amor. En el nombre de Jesús, Amén.