Dijo Jesús: Quitad la piedra. Juan 11:39
Lázaro llevaba cuatro días en el sepulcro cuando Jesús dio la extraña orden de quitar la piedra que bloqueaba la entrada a su tumba. Era mucho trabajo, ¿y para qué? Sin embargo, Jesús les aseguró que, si creían, verían la gloria de Dios en esa tan difícil y traumática situación.
Imagínate que María y Marta se hubieran negado. Habrían sufrido en vano y se habrían perdido un milagro asombroso. Quizá pienses: «Ellas nunca habrían negado a Jesús». Pero, ¿cuántas veces sufrimos y luego dejamos a Dios fuera, negándonos a mover los obstáculos que bloquean el camino hacia nuestras heridas más profundas? No vemos nada bueno en nuestras situaciones e incluso creemos que Dios nos ha abandonado. Así que cuando Él viene y nos revela lo que tenemos que hacer para ver Su gloria, le rechazamos y preguntamos: «¿Para qué?».
Por eso hoy te invito a quitar la piedra. Puede que las cosas no tengan sentido para ti. Puede que te sientas herida. Puede que pienses, cómo lo hicieron María y Marta, que aquello que El Señor Te ha inspirado traerá, según Tu lógica apresurada, un contratiempo, cómo en el caso de ellas, de haberse centrado en la pestilencia del cadáver de Lázaro, si retiraban la piedra. Por ello en esas circunstancias, manténte firme y no rechaces nada de lo que el Señor te muestre que hagas. Cuando Marta obedeció, Lázaro salió vivo de la tumba.
De alli recuerda: cuando hagas lo que Dios te diga, lo que surja traerá alegría a tu alma y te ayudará a ver cómo todo es posible con Jesús.
Señor, ayúdame a confiar en Ti cuando las cosas parecen poco claras o cuando estoy herida. Dame el valor para quitar las piedras de mi vida y dejar que Tú trabajes de maneras grandiosas que muchas veces no podré entender. Sé que cuando te obedezco, haces milagros que restauran mi alma y revelan tu gloria. Gracias por estar siempre conmigo, mostrando Tu poder incluso en las situaciones más difíciles. En El Nombre de Jesús, Amén.
