Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, Aun a sus enemigos hace estar en paz con él. Proverbios 16:7
Qué hermosa promesa la del proverbio de hoy, una que muchos de nosotros anhelamos. Sin embargo, esto es lo que debemos entender: Así como las leyes naturales de la vida dictan que lo que sube debe, en algún momento, bajar, también hay leyes espirituales que tienen recompensas y consecuencias que son aún más ciertas. Debemos tomarnos en serio la Palabra de Dios.
Por ejemplo, cuando una persona elige basar su vida en la sabiduría de las Escrituras, tendrá bendiciones que no puede conocer de otra manera. No todos los regalos serán financieros, por supuesto-algunos son mucho más valiosos que eso. Una persona que obedece la Palabra de Dios tendrá bendiciones de paz, seguridad que no vacila con las circunstancias, gozo inquebrantable y el favor del Padre. Eso no significa que no habrá adversidad, enemigos, y pérdidas. Pero seremos capaces de resistir, «como viendo al que no se ve» (Hebreos 11:27). Sin embargo, igual de seguro es que una persona que se pasa la vida desobedeciendo a Dios cosechará consecuencias devastadoras.
Si bien el Señor es misericordioso y perdonador, en Su bondad honra Su Palabra en todas las circunstancias para demostrar que es santo, justo y digno de confianza. Por lo tanto, es crucial tener una visión equilibrada de Dios, que no nos da mandamientos que obedecer para que nos sintamos castigados, o para que pueda acusarnos cuando cometemos errores. Por el contrario, es Su amor protector -Su corazón de Padre- el que nos pone los límites para que experimentemos la alegría, la paz y la vida abundante para las que Él nos creó. Así que obedécele y regocíjate en las bendiciones que Él desea darte.
Señor, sé que muchos de los problemas que estoy enfrentando se deben a que no he tomado en serio Tu Palabra. Por favor, perdóname y guíame por el camino que debo seguir. Ayúdame a alinear mi corazón con Tu voluntad y a caminar en obediencia. Confío en que Tu Palabra me guiará hacia la paz y la alegría. Que pueda experimentar la vida abundante que Tú prometiste, y que mi vida refleje Tu bondad y fidelidad. Me rindo a Ti, confiando en Tu sabiduría y guía. En el nombre de Jesús, Amén.
