En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente. Proverbios 10:19
Un hecho realmente angustiante que es recurrente, acualmente en las redes sociales es que la gente a menudo se siente libre para expresar todo lo que siente en todo momento sin ninguna restricción y sin ningún filtro. Esto, por supuesto, nunca es sensato. Los individuos desahogan sus emociones sin disciplina ni discreción, y lo hacen sin darse cuenta de cómo están afectando a sus familias, trabajos y vidas al hacerlo. En lugar de aliviar el sufrimiento que sienten, lo que hacen en realidad es profundizar e intensificar sus problemas, su ira y su ansiedad.
Esto no quiere decir que no necesitemos en un momento dado expresar nuestros sentimientos. Por supuesto que ello es correcto. Todos nos beneficiamos de personas cariñosas y piadosas que nos escuchan y nos aconsejan sabiamente. Pero incluso las personas más allegadas a nosotros, no quieren saber todas las quejas que tenemos cada vez que las tenemos. No podrían soportarlo, y no deberíamos pedírselo.
En cambio, si quieres un lugar verdaderamente seguro y reparador para expresar tus emociones, sólo hay Uno que lo ofrece, y ése es el Padre. Él es el único a quien podemos llevar nuestros corazones con seguridad el 100 por cien de las veces.
Entonces, ¿qué debes hacer cuando sientas la necesidad de desahogarte? Ve a tu habitación, a tu lugar de oración o a cualquier otro lugar que hayas dispuesto para pasar un rato a solas. Lo mejor es que nadie te interrumpa. Ponte de rodillas, abre la Palabra de Dios y dile al Señor lo que sientes. Sé honesto-Él no se enojará contigo. De hecho, Él ya sabe lo que estás pensando y lo que te está atormentando. No sólo está siempre dispuesto a escucharte, sino que también te dará la ayuda que realmente necesitas.
Padre, gracias por escucharme. Mi corazón y mis palabras están a salvo contigo. Guíame a comunicarme de una manera piadosa y con afecto dondequiera que esté. En El Nombre de Jesús, Amén.