Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. (Salmos 103:1-2)
A diferencia de otros perros, el mío, Winston no corre a mi lado o delante de mí. Necesita un poco de motivación. Así que cojo una galleta para perros y la sostengo como un bastón delante de él. La huele emocionado y me sigue, normalmente durante las primeras cuatro casas antes de alcanzarme. Le encanta recibir su galleta después de hacer ejercicio.
Con la recompensa a la vista, sigue corriendo.
La Biblia compara muchas veces la vida cristiana con una carrera:
«¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? (1 Corintios 9:24)
«Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?» (Gálatas 5:7)
«He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.» (2 Timoteo 4:7).
«Y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.» (Hebreos 12:1).
Correr una carrera requiere disciplina, constancia, esfuerzo y movimiento en la misma dirección. Cuando tenemos una recompensa a la vista, como Winston y su galleta para perros, eso nos mantiene motivados y nos ayuda a perseverar a pesar de las dificultades o el cansancio. Ciertamente corremos por el premio del cielo y recompensas como la corona de la vida (Santiago 1:12) y una corona que durará para siempre. (1 Corintios 9:25) ¡Pero hay recompensas y beneficios que puedes disfrutar ahora mismo en tu carrera!
Nuestro versículo clave de hoy escrito por David, resalta los beneficios de servir a Dios.
David se habla a sí mismo en estos versículos. Está animando su propio corazón, y además:
Está suscitando la alabanza en el hombre interior.
Está recordando lo que Dios ha hecho por él y que nadie puede quitarle.
Está agradecido de ser perdonado.
Está reconociendo que es Dios quien satisface con cosas buenas.
Este es un vistazo a la vida interior de alabanza de David. Revela su motivación y lo que lo mantuvo corriendo tan fuerte que fue llamado un hombre según el corazón de Dios. Pero ¿Cómo podemos seguir corriendo la carrera fielmente cada día según el corazón del Señor?
Principalmente despertando nuestras almas para recordar en todo momento a nuestro Padre Todopoderoso que es compasivo y misericordioso, lento para la ira y abundante en amor. Cuando recordamos quién es Él, tenemos el poder de seguir corriendo, caminando, al final avanzando en la dirección correcta. ¿Qué es lo que nos hace seguir corriendo? Recordar los beneficios de seguir a Dios. No olvidemos que Él perdona, sana, redime, corona y satisface.
Padre Celestial, gracias por ser mi redentor y salvador. Hoy recuerdo Tu bondad. No me tratas como merecen mis pecados ni me pagas según mis iniquidades. Tan alto como los cielos están sobre la tierra, tan grande es Tu amor por mí. Ahora me tomo tiempo para recordar Tu grandeza. Gracias por tener compasión de mí. En el Nombre de Jesús, Amén.