Jehová no dejará padecer hambre al justo; Mas la iniquidad lanzará a los impíos. Proverbios 10:3
A veces podemos creer erróneamente que, si obedecemos a Dios, nos perderemos algo bueno. Es cierto que, cuando sigues al Señor, no siempre las cosas saldrán de la forma en que esperas, pero los beneficios a largo plazo de buscar y servir al Padre superan con creces todo lo que pienses que puedes perder. Esto es lo que puedes esperar, de seguir fielmente las sendas del Señor:
- Satisfacción: Más allá de la naturaleza temporal de la felicidad, experimentarás una sensación permanente de alegría.
- Valentía: Como sabes que Dios está contigo en todo momento, en todas las situaciones, puedes afrontar cualquier situación con confianza sabiendo que Él te guiará, protegerá y defenderá.
- Paz: Arraigado en el conocimiento de que el Señor está obrando todas las cosas para tu beneficio eterno, puedes tener una tranquilidad duradera incluso en las peores tormentas.
- Crecimiento: Independientemente de cómo parezcan tus circunstancias, puedes saber que Dios hace madurar constantemente tu fe y avanza hacia Sus objetivos para ti.
- Bendiciones: Cuando obedezcas al Padre, Él proveerá todas tus necesidades y te bendecirá de la manera que más satisfaga y edifique tu alma.
En otras palabras, la persona que camina con Dios experimenta Su presencia, Su poder y Su amor incondicional. Así que reflexiona hoy: ¿Sientes la tentación de buscar placeres terrenales como la riqueza, las posesiones, las sustancias adictivas u otros estímulos excesivos que te podrían alejar de Dios, sabiendo justamente que ellos están fuera de los límites que el Señor ha establecido para ti? ¿Tienes miedo de perderte estos placeres temporales -aunque destructivos-? hermanos amados, nunca perderemos cuando obedecer a Dios, sea lo primero en nuestras vidas.
Padre, no quiero perderme nada de lo que Tú tienes para mí, porque sé que Tú me conduces a todo lo mejor, en los momentos correctos de mi vida. Ayúdame a elegir sabiamente en obediencia a Ti cada día. En El Nombre de Jesús, Amén.