Eternamente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra. Proverbios 8:23
Las pruebas y cargas a las que te enfrentas hoy te parecerán abrumadoras si intentas manejarlas con tus propias fuerzas. Pero cuando las mires en términos de lo que puede hacer el Señor Soberano, nada te parecerá imposible. Esto se debe a que tienes la seguridad de que Aquel que estableció la sabiduría desde la fundación de la tierra te ayuda amorosamente. Así que, independientemente de lo que ocurra hoy, ten presentes estos dos hechos:
En primer lugar, el Señor te ama incondicionalmente y quiere lo mejor para ti. El apóstol Pablo pregunta: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:32). ¿Crees que el Señor sacrificaría voluntariamente tanto por ti y luego te dejaría desamparado? Claro que no. Por tanto, no tienes que preguntarte si el Padre tiene en cuenta tus intereses. Por supuesto que lo hace y te ayudará independientemente de lo que tengas que afrontar.
En segundo lugar, el Señor tiene tanto la sabiduría como el poder para ayudarte. El Padre no sólo está dispuesto a ayudarte, sino que es capaz de hacerlo de formas que nunca podrías imaginar. Dios es omnipotente (todopoderoso), omnisciente (lo sabe todo) y omnipresente (existe simultáneamente en todas partes a la vez), lo cual es posible porque está fuera del tiempo y de las limitaciones de este mundo. No hay nada a lo que puedas enfrentarte que requiera más fuerza o conocimiento que los que Él posee.
Con un Defensor tan asombroso a tu disposición, ¿tienes realmente alguna vez motivos para temer? Desde luego que no. Permite que el inmenso apoyo y la provisión de que dispones como creyente te llenen de fe, valor y confianza.
Padre, en verdad, gracias por revelarme con Tu Palabra, que “Todo es posible para el que cree”. ¡Gracias, Señor, por ayudarme en todo lo que afronto! En El Nombre de Jesús, Amén.