¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo. (Proverbios 23:5)
¿Adónde va a parar tu dinero? Ciertamente, a veces el proverbio anterior parece demasiado cierto. Hagas lo que hagas, parece que a tus recursos les brotan alas y levantan el vuelo por los costosos gastos que surgen. ¿Qué ha sido de todo lo que tanto te ha costado reunir?
Por eso muchos versículos de la Biblia tienen que ver con el dinero y hablan de cómo podemos ser buenos administradores de lo que Dios ha puesto a nuestra disposición. Lamentablemente, dos de las formas más comunes en que violamos estos principios bíblicos son el despilfarro y el endeudamiento. Despilfarramos lo que Dios nos ha confiado, sin querer esperar a que Él nos proporcione lo que realmente necesitamos.
Pero también puede ocurrir justo lo contrario. Piensa en lo que hizo el Señor con cinco panes y dos peces en la comida de los cinco mil (Mateo 14:13-21). Cuando le entregamos lo que tenemos, Él puede tomar nuestros escasos recursos y extenderlos mucho más allá de lo imaginable. Les da otro tipo de alas: unas que nos elevan hasta el trono del cielo y nos dan Su perspectiva celestial de nuestra verdadera riqueza.
Considera hoy cómo manejas tus finanzas. ¿Pides al Señor que te guíe y te dé sabiduría, o tomas decisiones basándote en lo que te parece sensato? Date cuenta de que cuando violas los principios de las Escrituras en lo que se refiere a tus finanzas, estás invitando a los problemas, al sufrimiento y, a veces, al desastre a entrar en tu vida. Pero cuando honras la Palabra de Dios y le sometes lo que tienes, serás bendecido con un tesoro mayor de lo que puedas imaginar.
Padre, te someto todos mis recursos. Enséñame a ser un administrador sabio que te exalte con todo lo que tengo, siempre para Tu gloria. Tú eres mi verdadero tesoro. En El Nombre de Jesús, Amén.