¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él. (Proverbios 26:12)
Muchas veces, seremos guiados por El Señor para recorrer caminos que no conocemos. Puede que no obtengamos todas las informaciones e incluso hallemos pruebas delante de estos senderos inexplorados, pero todo ello, obra en el plan que Dios quiere materializar en Tu vida, y de ahi que Nuestro Padre de los Cielos, exiga en estos momentos, de nosotros, sus hijos una fe inquebrantable en Su sabiduría y la confianza de que Él te está guiando por el camino correcto.
Éste fue sin duda el caso de Josué. Cuando condujo a los israelitas a la Tierra Prometida, el Señor no le proporcionó un plan de batalla completo que indicara cómo poseerla. En lugar de ello, Dios guió a Josué con fe, paso a paso, empleando tácticas que habrían sido rechazadas por un general convencional.
Basta con examinar la estrategia del ataque a Jericó para ver ilustrado esto. En lugar de un plan convencional para infiltrarse en la ciudad, el Señor ordenó a los israelitas que la conquistaran mediante siete días de marcha y el toque de trompetas (Josué 6). Aunque el plan pudo parecer irracional a Josué, Él nunca dudó y decidió obedecer. Y cómo es de esperar, El Señor cumplió su Palabra, y al final tuvo éxito.
Es por esto que resulta importante éste principio que todos debemos aprender: El Padre no exige que comprendamos Su voluntad, sino simplemente que la obedezcamos, aunque parezca irracional. Su objetivo es demostrarnos que nuestra limitada comprensión terrenal se queda corta, mientras que Su sabiduría celestial siempre conduce a la victoria.
Si Josué se hubiera considerado más sabio que Dios, los israelitas nunca habrían reclamado la tierra prometida. Sin embargo, como confió en la guía del Señor, salieron triunfantes. Lo mismo se aplica a ti. El Señor puede dirigirte por caminos que te parezcan disparatados. Sin embargo, en esos momentos, obedécele a pesar de todo. La victoria está asegurada en el horizonte, si confías en Su sabiduría por encima de la tuya.
Padre, confío en Tu sabiduría por encima de la mía. Aunque no puedo percibir el camino que me espera, me reconforta saber que Tú sí lo haces. En El Nombre de Jesús, Amén.