Alabaré a Jehová con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Salmos 9:1
A veces puede ser difícil reconocer tus bendiciones. Tal vez estés pasando por una temporada exigente —financieramente, en tus relaciones o en tu salud— y sientas que la alegría se te ha escapado. Si es así, considera esto: cuando tienes a Jesús, posees la bendición más grande de todas, una que jamás podrá serte quitada.
Puede sonar como una afirmación simple o incluso ingenua, pero es profundamente cierta. Reconocer quién es Jesús transforma tu manera de vivir. En Él tienes la garantía de la vida eterna, que comienza desde el momento en que lo conoces. Cristo moldea tu carácter, fortalece tu alma y renueva tu espíritu, dándote una nueva identidad, sabiduría, amor, gozo, paz, consuelo, esperanza y paciencia.
En Jesús tienes un amigo fiel y constante en cada estación de la vida: Él entiende tus decepciones, celebra tus triunfos y permanece contigo en las pruebas. Puedes confiar en Él, llorar delante de Él y también alegrarte en Su presencia.
Por eso, cada vez que pienses en tus bendiciones, comienza por recordar todo lo que tienes en Jesús. Porque cuando lo haces, descubres que siempre tienes mucho por lo cual dar gracias.
Señor, gracias por las innumerables bendiciones que me has dado, y sobre todo, por el regalo incomparable de tenerte a Ti. Ayúdame a mantener un corazón agradecido, aun en los días difíciles. Abre mis ojos para reconocer Tu bondad en cada detalle de mi vida y para contar cada bendición con alegría. En el Nombre de Jesús, Amén.