Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:7
Algunas personas piensan que al alcanzar cierta edad o madurez espiritual, las tormentas de la vida cesarán. Pero la realidad es que las tormentas continuarán hasta que lleguemos al cielo. La buena noticia es que cuando Dios no decide poner fin a la tormenta que nos rodea, Él es fiel para calmar la tormenta que hay dentro de nosotros. Su paz puede reinar en el centro mismo del torbellino.
Jesús nos aseguró que Él ya ha vencido todo lo que podamos enfrentar. Entonces, ¿cómo recibimos la paz que Él nos ofrece? Las Escrituras nos instruyen: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias» (Filipenses 4:6). La paz comienza cuando decidimos confiar en el Señor y entregar nuestras cargas en Sus manos.
Al orar, da gracias por adelantado, confiando en que Él te sostendrá en tus momentos más oscuros. Recuerda que Él tiene control absoluto, eterno e inquebrantable, y que eres Su hijo amado, rodeado de Su cuidado. Esa verdad trae una tranquilidad más profunda que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.
Señor, gracias por la promesa de una paz que sobrepasa todo entendimiento. Calma las tormentas dentro de mí cuando el mundo se vuelve abrumador. Enséñame a entregarte mis ansiedades mediante la oración y la acción de gracias, confiando plenamente en Tu control. Guarda mi corazón y mi mente en Cristo Jesús, y recuérdame cada día que estoy a salvo bajo Tu cuidado. Que Tu paz reine sobre cada pensamiento, temor y emoción. En el nombre de Jesús, Amén.