No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. (Efesios 5:18-19)
La única solución posible para un mundo que ha avanzado a gran velocidad por los caminos alejados de Dios, es justamente volverse a Él y mediante Su Espíritu clamar por la transformación de los corazones de los hombres, hacia el servicio del Señor. Y es que quienes han rendido su vida a Jesús han recibido el Espíritu Santo de Dios, y es su presencia la que marca la diferencia. Mediante su acción poderosa y transformadora, genera en nosotros su fruto: “Pero el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”. (Gálatas 5:22)
No hay nada mejor que vivir con alguien que rebosa del Espíritu Santo de Dios. Las personas llenas del Espíritu son capaces de amar más, son alegres, llenas de paz, amables, pacientes, llenas de fe, humildes y mansas. Marcan la diferencia allá donde van. Exhalan el buen perfume de Cristo y sus vidas rebosan del amor de Dios.Ya han comprendido que, si caminan en el Espíritu, no satisfarán los deseos de la carne (Gálatas 5:19-21), sino estarán prestos a seguir la batalla, difícil, pero con recompersas eternas invaluables, que implica seguir al Señor
El mundo necesita saber que hay una solución. La solución es Jesús. La solución es una vida llena del Espíritu Santo de Dios, contagiándonos mutuamente el amor del Padre. El deseo de mi corazón es que estemos tan llenos del Espíritu Santo que rebosemos y contagiemos a los demás. Que seamos “la respuesta” a los problemas del mundo. Que seamos instrumentos del Señor para llevar la paz, el amor y la esperanza a todas las naciones.
Dios Te Bendiga.