Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados. (2 Corintios 4:8)
Si te sientes confundido por lo que Dios está haciendo en tu vida, no te asustes ni pienses que has fallado. La perplejidad forma parte del camino de fe. Seguimos a un Dios eterno, que ve el final desde el principio, mientras nosotros vivimos limitados por el tiempo, la lógica y los sentimientos. Sus pensamientos no son nuestros pensamientos, ni Sus caminos nuestros caminos.
Por eso, muchas veces no entenderás lo que Él permite, ni por qué lo permite. Pero es precisamente en ese lugar de incertidumbre donde la fe madura, y donde aprendes a descansar en el carácter de un Dios que nunca falla.
No temas cuando no sepas qué hacer. No huyas cuando tus planes se desmoronen o cuando lo que esperabas no se cumpla. Tu fortaleza no está en tener todas las respuestas, sino en saber a Quién sigues. Tu Salvador va delante de ti, incluso cuando el camino parece borroso. Él te guía paso a paso, y en su tiempo, te mostrará el propósito detrás de cada sombra.
Señor, gracias porque aún en medio de la confusión, Tú estás conmigo. Aunque no siempre entienda lo que estás haciendo, elijo confiar en Ti. Ayúdame a descansar en Tu soberanía, a entregarte mis dudas y a seguirte con un corazón obediente. Fortalece mi fe para caminar por donde Tú me lleves, sabiendo que cada paso en la oscuridad es guiado por Tu luz. En el nombre de Jesús, Amén.