Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. 2 Corintios 1:20
Dios cumple todas sus promesas. Cuando caminamos en íntima comunión con Cristo, tenemos la seguridad de que cada promesa que El Señor ha hecho en las Escrituras está disponible para nosotros. Esta verdad debería motivarnos a escudriñar Su Palabra, en busca de cada promesa para, de esa forma, meditar en el potencial de cada una de ellas, para nuestra vida. Jesús prometió que cuando pidas algo conforme a Su voluntad para Ti, Él te dará aquello que pidas (Juan 16:23b). Esta promesa está al alcance de todo cristiano. Si le preguntaras al Señor, si esta promesa se aplica a tu vida, Su respuesta sería, sin dudas, sí. Y si actualmente no estás experimentando esta promesa, no cambia el hecho de que Dios ya la ha realizado. Es posible que necesites buscar la respuesta, siempre en oración, para saber por qué tal promesa aún no ha alcanzado la madurez necesaria en Ti.
El apóstol Pablo, afirmó que había sido testigo de cada una de las promesas del Señor en su propia vida y encontró que todas eran abundantemente ciertas. Por eso podía hablar de las « abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Ef. 2:7b) y de las «inescrutables riquezas de Cristo» (Ef. 3:8b). Pablo había encontrado una gran riqueza en las promesas de Dios y las disfrutaba todas en abundancia.
No te desanimes ni te impacientes si no estás experimentando al máximo todas las promesas de Dios en tu vida. Es posible que Tu Padre de los Cielos quiera prepararte para recibir algunas de las grandes verdades que ha puesto a tu disposición.
Por ello, camina de cerca con Tu Señor, búscale constantemente en oración, y ve como en sus tiempos perfectos, Él, en los momentos más inesperados, hará fructificar en Ti, las más grandes de sus promesas.
Asi sea.
Señor, que se hagan realidad todas tus promesas en mi vida. Y que tenga la paciencia, y la fe, para esperar en tus tiempos perfectos a que completes, esa obra de abundantes bendiciones, en cada área de mi vida. Gracias Padre, por tu fidelidad. En El Nombre de Jesús, Amén.
