Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Eclesiastés 3:1)
La vida está hecha de fases y etapas. Hay un momento adecuado para que todo suceda. Pero lo sorprendente es que Dios tiene un propósito concreto para cada momento que vivimos. Si confiamos en el Señor, si le entregamos nuestras vidas y nos sometemos a sus designios y propósitos, podemos descansar sabiendo que todo lo que nos ocurre tiene un motivo dentro de su grandiosa voluntad.
No hemos venido a este mundo por casualidad. Cada uno de nosotros tiene un significado, un sentido de la vida, una misión. Comprender estas cosas es fundamental para vivir una vida feliz, satisfecha y motivada, independientemente de las circunstancias. Cuando entendemos esto, comprendemos claramente lo que dice Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Dios nos ha llamado para llevar a cabo una misión y hace que todas las cosas colaboren para el cumplimiento de sus planes. Es importante recordar que Dios es un Dios de amor. Todo lo que hace es perfecto, bueno y agradable, como lo afirma Romanos 12:2.
El Señor no tiene intención de someternos a planes maquiavélicos, pues eso es lo que hace el maligno. Al contrario, todos sus planes son bendiciones, aunque el dolor y el sufrimiento formen parte de ellos.
Quizá te preguntes por qué ocurren tantas cosas. Quizá estés atravesando una fase difícil y aparentemente sin sentido. Cree que los planes de Dios son los mejores: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”. (Jeremías 29:11). Cree que tus planes son más elevados: “9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”. (Isaías 55:9)
Vamos, ¡Es hora de confiar más en los planes de Dios!
Oración:
Señor, dame la obediencia, la paciencia y la humildad para aceptar las fases por las que quieres que atraviese en mi vida, para Tu honra y gloria. Que no me desespere sino que sea dócil a Tu voluntad, sabiendo que Tus planes son mejores y que siempre traerás a mi vida todo lo de mayor bien. En El Nombre de Jesús, Amén.