Como escoria de plata echada sobre el tiesto Son los labios lisonjeros y el corazón malo. Proverbios 26:23
El mundo dice que la sabiduría se basa en lo que podemos percibir con nuestros sentidos naturales. Si una persona parece y suena bien, entonces debe ser una buena persona. Sin embargo, la sabiduría de Dios nos llama a caminar con discernimiento a través del poder del Espíritu Santo, que no está supeditado en absoluto por nuestros sentidos y limitaciones humanas. Él nos da la habilidad de observar el fruto de la vida de esa persona y decir si el individuo está siendo dirigido o no por el Padre o por los malvados deseos invisibles dentro de su corazón, que por supuesto todos los seres humanos están susceptibles a sentir. Como dice Malaquías 3:18, “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.”
En otras palabras, la persona cuyo pensamiento se basa en una sabiduría piadosa es capaz de discernir la verdad más allá de lo que el ser humano promedio puede, lo cual fluye directamente del Espíritu Santo obrando en nosotros. Él nos guarda y nos guía de maneras sobrenaturales para que podamos caminar en la voluntad de Dios y evitar el mal. ¡Qué privilegio!
Entonces, ¿cómo puedes asegurarte de que estás caminando en sabiduría piadosa y operando con discernimiento espiritual? Como con cualquier otra bendición en la vida cristiana, es manteniendo una relación cercana con Dios. Cuanto más tiempo dediques a la oración, el estudio y la meditación de la revelación, más fácil le resultará distinguir el mensaje del Espíritu Santo del caos del mundo que le rodea. Así que escucha al Señor. Él siempre te mostrará lo que realmente sucede si estás dispuesto a prestarle atención.
Padre, necesito Tu ayuda porque a menudo acabo confiando en las personas equivocadas. Afina mis oídos para escucharte y mi corazón para obedecerte. Dame discernimiento espiritual para que pueda servirte más y mejor. En El Nombre de Jesús, Amén.