Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues también tu Dios te ayuda. 1 Crónicas 12:18
Comodidad es una palabra muy popular en el mundo actual. Los publicistas ensalzan el valor de la ropa cómoda, los zapatos cómodos, los muebles cómodos, los coches cómodos, incluso las “comidas cómodas”. Pero a pesar de las afirmaciones de estos especialistas en propaganda, en sentido contrario, la comodidad genuina, el tipo de paz interior y satisfacción que todos deseamos, no se puede comprar en una tienda. El consuelo duradero empieza en el corazón, y viene de Dios.
¿Dónde buscas consuelo? ¿Buscas el tipo de consuelo que el mundo promete pero que a menudo no ofrece? ¿O buscas la paz interior y el verdadero alivio que siempre brotarán genuinamente del amoroso Creador del universo?
Mientras navegamos por los altibajos de la vida, recordemos que el verdadero consuelo no es algo que podamos comprar o fabricar, sino un don de nuestro Dios amoroso. Que podamos acudir a Él en tiempos de necesidad, y que Su paz sea nuestra fuerza y guía. Que podamos descansar sabiendo que Él siempre está con nosotros, ayudándonos y estrechándonos.
Señor, hoy acudo a Ti en busca de consuelo y paz. Ayúdame a mirar más allá de las fugaces promesas del mundo y a encontrar mi descanso en Ti. Llena mi corazón de Tu amor y mi mente de Tu paz. Recuérdame que Tú estás siempre conmigo, ayudándome y guiándome. Confío en Ti, Señor, y te doy gracias por el consuelo que sólo Tú puedes darme. En el nombre de Jesús, Amén.