Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18)
Dar gracias cuando estás alegre es muy fácil, pero dar gracias cuando todo parece ir al revés ¡es muy difícil! Sin embargo, Pablo, escribiendo a los Tesalonicenses, afirmó imperativamente: “Dad gracias en toda circunstancia…”. Toda circunstancia es toda circunstancia, ¿verdad?
La voluntad de Dios para nosotros es que tengamos un corazón agradecido y humilde, y que confiemos plenamente en Él. Él sabe todo lo que necesitamos y tiene el momento oportuno para responder a nuestras oraciones. ¿Por qué entonces nos afligimos, lamentamos y murmuramos por lo que aún no hemos recibido? Es tremendo darse cuenta de que Dios, en Su infinita sabiduría y amor, lo hace todo a Su tiempo y de forma perfecta. Las pruebas por las que pasamos son a menudo los medios que Dios utiliza para moldear nuestro carácter, para revelar su gloria en nosotros y a través de nosotros.
No se complace en nuestro dolor, pero desea enseñarnos siempre a vivir para Sus propósitos. Él puede lograr lo imposible, así que ¿por qué no confiamos? Su voluntad es buena, perfecta y agradable, ¿por qué dudamos? Si de verdad confiamos en Él, debemos esperar pacientemente el cumplimiento de Sus promesas, debemos descansar en Él, alabar Su Nombre y dar gracias por todo, sabiendo que Él está en la dirección de nuestras vidas y nos conducirá al puerto deseado.
Ser agradecidos a Dios en todo momento, incluso ante los retos y obstáculos de la vida, es el resultado de una vida de comunión íntima con el Padre, de un corazón que confía, que está alegre y contento sea cual sea la situación. Cuando reconocemos que Él lo es todo para nosotros, ya no nos lamentamos ni murmuramos ante los problemas, sino que damos gracias por todo, porque por Él, por medio de Él y para Él son todas las cosas.
Oración:
Señor, dame un corazón agradecido para ver Tus grandiosas bendiciones, todos los días de mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.
