El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios 1:7)
¿Cuál es la diferencia entre un hombre sabio y un necio? El sabio teme a Dios y sigue su consejo; el necio desprecia la sabiduría y la enseñanza.
¿Qué es la sabiduría? La sabiduría es mirar la vida con los ojos de Dios. Es vivir según la enseñanza de las revelaciones que Él nos ha legado mediante Sus Escrituras. Es caminar según el consejo de tales revelaciones, y no según los dictados del mundo.
El necio es aquel que se considera a él mismo la media de las cosas, es decir, es él su propio guía: “vivo según mis reglas” o “vivo a mi manera” son expresiones comúnes de quién vive en la oscuridad de su propia percepción, pues como seres humanos somos falibles y sólo Dios puede traer la verdadera perfección a nuestra vida. Al alejar a Dios de nosotros y querer vivir según “nuestras reglas”, el resultado nunca será provechoso.
De allí que la característica definitiva del hombre sabio, es la consciencia de saber que, al vivir en la presencia de Dios, regido por su verdad y sabiendo que Él es el juez último, encontrará la plenitud que el mismo Señor desea para cada uno de sus hijos. El hombre sabio no se apoya en su propio entendimiento, ni en sus riquezas, ni siquiera en sus fuerzas. Reconoce su dependencia de Dios y camina humildemente con el Señor. Lejos de vanagloriarse de sus actos, de aplaudirse a sí mismo y de satisfacer todos los deseos de su corazón, aparta sus pies del mal para vivir en la entera humildad de la obediencia a los pies del Maestro, del Rey y soberano, del Buen Pastor.
El temor de Dios nos conduce por los senderos correctos de la vida; cómo los rieles del tren evitan que este se descarrile y se vaya al precipicio, la ley del Señor por las que Él nos llama a vivir, nos impedirán descarrilarnos hacia los precipios que el enemigo y el mundo abran en nuestra contra.
Que tengamos cada día, la verdadera sabiduría de andar en obediencia y temor al Señor.
Así Sea.