No hay sabiduría, ni inteligencia, Ni consejo, contra Jehová. (Proverbios 21:30)
Cuando surgen problemas en tu vida, ¿cuál es tu respuesta inicial? ¿Analizas los problemas desde todos los ángulos, los comentas con tus seres queridos, o acudes al Señor? aqui reside una vital importancia del camino hacia encontrar una solución, porque muestra de dónde procede realmente tu confianza: si confías en ti mismo, en los demás, o en Dios. Lo más probable es que el Padre esté intentando enseñarte algo importante a través de tus pruebas, y puede que, sin querer, le dejes fuera de la ecuación, luchando cada batalla por tu cuenta o permitiendo que otros influyan en tus decisiones.
Cuando intentas superar tus retos con tu sabiduría, o tu propio entendimiento de las cosas y no con la sabiduría de Dios, las pruebas suelen parecer mucho más grandes de lo que realmente son. Y cuanto más discutes tus dilemas con los demás, más confuso y abrumado te sientes. Desgraciadamente, esto se debe a que el entendimiento humano suele intentar eludir el camino de la fe que el Señor quiere que tomes. Y esta demostrado que ello nunca funciona.
Por eso tu primer paso debe ser siempre dirigirte al Padre amoroso y bondadoso, que además todo lo puede. Primera de Corintios 14:33 promete: “pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz”. El Señor es el único que puede guiarte por el camino correcto, y sin duda lo hará si le buscas. Eso no quiere decir que nunca debas consultar a otros. Más bien, debes confiar en que el Padre te mostrará con quién debes hablar y cuándo es apropiado hacerlo.
Así que, sea cual sea la adversidad a la que te enfrentes hoy, desarrolla el hábito de acudir primero al Señor, y pedir Su sabiduría para atravesar los problemas de los que no estaremos exentos en nuestro camino. Deja que Él ponga tus dificultades en perspectiva y te oriente. Luego puedes comentar lo que Él Señor te ha revelado, con amigos piadosos que te apoyen mediante la oración, y el estímulo fraternal que deber reinar entre hermanos, en tiempos de dificultad.
Señor, Tú conoces mis problemas mejor que yo. Ayúdame a acudir a Ti en primer lugar, cuando a mi vida llegue la adversidad. Confío en Ti para que me guíes por el camino que debo seguir, según Tu perfecta voluntad. En El Nombre de Jesús, Amén.
Señor, conozco a la persona a la que quieres que me acerque. Habla Tu mensaje de vida a través de mí para que esta persona se anime, gane esperanza y encuentre en Ti la fortaleza que necesita para seguir adelante. En El Nombre de Jesús, Amén.