Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Salmos 63:7
Hay personas cuyas circunstancias les darían motivos de sobra para quejarse, y sin embargo, su actitud es sorprendentemente alegre. ¿Cuál es su secreto? La gratitud.
Recuerdo haber visto este principio en acción una mañana, hace muchos años. Me desperté desanimado, así que decidí pasar un tiempo en la Palabra de Dios. Sin embargo, mi ánimo seguía siendo pesado, y aun así me dispuse a salir rumbo al trabajo. En el camino, pasé por un autoservicio para comprar algo de desayuno. El hombre mayor que me atendió en la ventanilla estaba increíblemente alegre. Su sonrisa y su entusiasmo eran contagiosos.
Mientras me entregaba la comida, le pregunté por qué estaba tan feliz a tan temprana hora. Él respondió con una sonrisa: “A mi edad, no doy por sentado un solo día. He hecho un hábito de agradecer a Dios cada mañana por el regalo de un nuevo día.” Me fui animado, y nunca he olvidado sus palabras llenas de gozo.
La persona que mantiene un corazón agradecido, aun en medio de las dificultades, ha descubierto el secreto del verdadero gozo. La gratitud transforma la perspectiva, nos saca del lamento y nos recuerda la fidelidad de Dios.
Así que, cuando te sientas desanimado o abrumado, detente y recuerda todas las bendiciones que el Señor te ha dado. Dale gracias por Su amor, por Su presencia, y por las pequeñas cosas que a menudo pasamos por alto. Cuando expresas gratitud, el gozo inevitablemente sigue.
Reflexión:
El agradecimiento no cambia nuestras circunstancias, pero sí cambia nuestro corazón. ¿Por qué puedes dar gracias hoy?
Señor, gracias por todas Tus bendiciones, grandes y pequeñas. Ayúdame a mantener un corazón agradecido en todo momento, y a hallar gozo en la sombra de Tus alas. En El Nombre de Jesús, Amén.