Exhortaos los unos a los otros cada día…para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Hebreos 3:13
El desánimo es una de las armas más destructivas en el arsenal del enemigo; por eso, como creyentes, debemos ser conscientes de cuán importante es animarnos mutuamente. Los cristianos abatidos, al borde de perder la esperanza y el enfoque por causa de sus luchas, pueden fortalecerse mediante las palabras y acciones llenas de amor de sus hermanos en Cristo.
Uno de los ejemplos más hermosos en la Escritura de esto es cómo el Señor usó a Bernabé en la vida de Juan Marcos. Marcos había abandonado a Pablo y a Bernabé durante su primer viaje misionero, por lo que Pablo se negó a llevarlo nuevamente. Pero Bernabé, al ver el potencial de su primo Marcos, le dio otra oportunidad y lo acompañó en su crecimiento. Y eso cambió todo. Con el tiempo, Marcos no solo se convirtió en un líder importante en la iglesia primitiva, sino también en el autor del Evangelio de Marcos. Incluso Pablo, al final de su vida, quiso tenerlo a su lado mientras enfrentaba la muerte.
Es natural rechazar a quienes nos fallan. Sin embargo, el propósito de Dios siempre incluye la redención. Así que, cuando un hermano en la fe tropiece, no lo deseches ni lo critiques. Haz como Bernabé: levántalo, anímalo y confía en que el Señor todavía tiene buenos y grandes planes para su vida.
Señor, ayúdame a tener un corazón compasivo y dispuesto a animar a los demás, aun cuando me hayan fallado. Enséñame a ver a las personas con los ojos de Tu gracia y a ofrecer segundas oportunidades, como Tú lo haces conmigo cada día. Que mis palabras y acciones sean un reflejo de Tu amor restaurador. En el Nombre de Jesús, Amén.