Espera al Señor; sé fuerte y que tu corazón se anime; sí, espera al Señor. Salmo 27:14
Hay momentos en la vida en los que parece que el cielo guarda silencio. Oramos con fervor, buscamos respuestas, pero todo lo que recibimos es una espera que pone a prueba nuestro corazón. Podemos sentirnos desanimados, tal vez incluso tentados a pensar que Dios ya no está escuchando. Pero la verdad es esta: el Señor nunca deja de estar atento a los clamores de sus hijos. Él ve, Él oye, y Él actúa… aunque no siempre en nuestro tiempo.
En esos días de incertidumbre, es crucial recordar que el silencio de Dios no es indiferencia. Muy al contrario, muchas veces es señal de que está preparando algo mayor de lo que imaginamos. Su obrar ocurre muchas veces en lo oculto, lejos de nuestra vista, pero jamás fuera de Su control. No confundas una oración no respondida con una oración ignorada. Cada palabra tuya llega a Su trono.
También es importante que no busques atajos. Cuando Dios parece demorar, es fácil dejarse llevar por otras voces o apoyarse en nuestro propio entendimiento. Pero esperar en Dios es también una forma de adoración: es confiar cuando no se ve, es permanecer cuando todo nos empuja a retroceder.
Y por último, revisa tu corazón. A veces el Señor guarda silencio no para castigarnos, sino para invitarnos a detenernos, reflexionar, y volver al último punto donde nos habló. ¿Estamos viviendo en obediencia? ¿Nos rendimos verdaderamente a Su voluntad? La humildad y la transparencia abren caminos para Su intervención.
Así que, si hoy estás esperando, no estás solo. El mismo Dios que sostuvo a David, sostendrá también tu fe. Sé valiente. Cobra ánimo. Y sigue esperando… porque el que espera en el Señor, jamás queda defraudado.
Señor, en medio del silencio y la espera, ayúdame a confiar en que Tú sigues obrando. Fortalece mi fe cuando la duda me visite y ancla mi esperanza en Tu fidelidad. Enséñame a esperar con humildad, obediencia y paz. Hazme recordar que tus tiempos son perfectos y que en tu voluntad encuentro descanso. Que nunca deje de buscarte ni de confiar en tu amor. En el nombre de Jesús, Amén.
