Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3
El conflicto es parte de la vida. Sin embargo, un problema común hoy en día es que la mayoría de la gente no sabe cómo lidiar con él, ni comprende de donde proviene la fuente de la verdadera paz. Como resultado, nos hemos convertido en una sociedad medicada, con el objetivo común de escapar del conflicto a través de sustancias y comportamientos adictivos.
En última instancia, esto se debe a que las personas tienden a definir la paz como la ausencia de hostilidad y ansiedad, pero el término bíblico en realidad se refiere a algo mucho más amplio. Jesús usó la palabra griega eirene, que significa ” unir.” Escrituralmente, este tipo de paz implica una sensación de integridad o cohesión interior que brinda estabilidad a la vida de una persona, sin importar lo que esté sucediendo en las circunstancias de ese individuo. No es una sensación de serenidad que viene hoy y se va mañana, sino más bien de una tranquilidad imperante y constante, y por ello, invencible, que nada en este mundo puede superar (Juan 14:27).
Por supuesto, la clave para esta paz duradera se encuentra en una relación con Jesús, el Príncipe de la Paz. Si quieres tranquilidad eterna, necesitas trabajar en tu intimidad con Cristo y buscar la unidad con Él. Su paz es gratuita, un regalo disponible para cada uno de Sus hijos, pero solo se puede aceptar si caminamos de cerca con Él.
De alli que, si enfocas tu atención en el Hijo de Dios, Él te dará la paz perfecta (Isaías 26: 3). Eso no significa que serás inmune a pruebas, desafíos o pérdidas, o que las circunstancias nunca más te desequilibrarán. Más bien, significa que, independientemente de lo que sufras, podrás enfrentarlo con la paz prevalente del Señor, que siempre será adecuada para llevarte a través de cualquier cosa que Él te permita experimentar.
Señor, gracias por darme Tu paz, la tranquilidad del corazón que trasciende la comprensión. Ayúdame siempre a caminar en unidad Contigo, confiando en Tu habilidad para sostenerme en cualquier circunstancia. Que tu paz reine en mi corazón y guíe cada uno de mis pasos. En El Nombre de Jesús, Amen.