La luz de los justos se alegrará; Mas se apagará la lámpara de los impíos. Proverbios 13:9
Cuando sabemos con certeza que Dios tiene el control, que nos ama sin medida y que está obrando en nuestras vidas, tenemos la capacidad genuina de alabarlo y agradecerle incluso en medio de los momentos más calamitosos y desalentadores. Y nuestra alabanza y acción de gracias inspiran en nosotros sentimientos muy reales y duraderos, de alegría y paz.
Considera por un momento qué es lo que nos causa frustración y ansiedad. Cuando contemplamos nuestras circunstancias al margen del poder, la sabiduría, el amor y la ayuda divinos del Padre, no podemos hacer otra cosa que medirlas con nuestra propia capacidad para superarlas. No es de extrañar que nos sintamos desesperanzados y temerosos cuando surgen los desafíos. Desde nuestra limitada perspectiva, todo lo que podemos ver es que la vida está fuera de control y marcada por un caos sin sentido. ¡Qué manera tan terrible de vivir!
Pero cuando nos damos cuenta de que nada afecta a nuestras vidas sin el permiso de Dios, que Él hace que todas las cosas sean para nuestro bien, y que Él tiene realmente el control, todo cambia. Esta verdad no sólo da sentido a nuestras luchas, sino que también nos alerta sobre el hecho de que el Padre tiene un plan mayor para nuestras vidas para el que nos está preparando. Qué seguridad tan asombrosa saber que nuestro Dios es suficiente en todo momento, para cada circunstancia que enfrentamos, y que Él nos está guiando a ser más que vencedores. Verdaderamente, Aquel que nos guarda es la fuente perdurable de toda nuestra alegría y confianza. Así que hoy y siempre, «Que El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.» (Romanos 15:13).
Señor, te alabo por ser el Rey soberano de todo lo que existe: bueno, todopoderoso, insondablemente sabio y amoroso en la forma en que guías a todos tus hijos. Gracias por Tu eterna seguridad de que siempre tienes el control, incluso cuando las circunstancias parecen abrumadoras. Te confío plenamente mi vida y mi futuro. Ayúdame a permanecer confiado en Tu plan perfecto para mí. Que Tu paz guarde mi corazón y mi mente, y que pueda seguir encontrando alegría y esperanza en Ti sin importar lo que tenga que enfrentar. En El Nombre de Jesús, Amén.