Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Salmos 27:4
Mantener una relación sólida con el Señor, no es un proceso que ocurra casualmente o de forma accidental. Requiere de nuestra disciplina, voluntad y de nuestra determinación deliberada de buscarlo. De la misma manera que nos planteamos un objetivo o una meta familiar, laboral, relacional, en la que trazamos un plan para alcanzar un fin específico, de esa misma forma, es requerido que nuestra búsqueda del Señor, sea contínua, organizada y sistemática; de hecho, que mayor prioridad habría para un creyente, que planificar el mayor de los tiempos que le sea posible, para encontrarse y deleitarse en Su Padre de los cielos.
Sin embargo, es bien sabido, que alcanzar tal grado de relación con Dios, no resulta sencillo. Y es que una gran cantidad de creyentes, pueden quedarse estancados en una relación mayoritariamente de provisión en cuánto al Señor. Claro que nuestro Padre ha prometido suplir nuestras necesidades, ser nuestro refugio en tiempo de angustia y librarnos del mal, pero Él también desea que le busquemos con un corazón adorador y conocedor de Su naturaleza, de lo que espera de nosotros y de lo que le agrada, y ello sólo será posible, teniendo la disposición de pasar en silencio, tiempo con Él, meditando Su Palabra, estudiando Su revelación para nuestras vidas, y orando y adorándole en torno a ello, el mayor de los tiempos que nos sea posible.
Dios, soberano y todopoderoso, no necesita nada de nosotros, pero si desea, de cada uno de sus hijos, una devoción amorosa y una íntima comunión en el que lo reconozcamos cómo lo que es, nuestra fuente de Salvación, nuestro todo eterno, el único que puede brindarnos la vida verdadera.
Así pues realicemos el esfuerzo, de, en medio de nuestras luchas, tomarnos el mayor de los tiempos para buscar a nuestro Padre de los cielos, con la calma, la tranquilidad y el sosiego que sólo él merece, pues, de algo puedes estar seguro: Nada traerá más frutos para tu vida que darle el tiempo apropiado y de calidad, a aquel que ha dado la vida por Ti.
Dios Te Bendiga.
Señor, que no sea víctima de mi rutina llena de actividades sin fin, sino que pueda en medio de mis luchas diarias, apartar para Ti, el tiempo que sólo Tú mereces, para adorarte, alabarte y darte gracias, reconociendo Tu majestad sobre todas las cosas y Tu gloria que es para siempre. En El Nombre de Jesús, Amén.