Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos; Mas por el hombre entendido y sabio permanece estable. Proverbios 28:2
Usted sabe lo importante que es que conozca la Palabra de Dios. Jesús prometió: «y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» (Juan 8:32). El Espíritu Santo obra a través de las Escrituras para liberarte de la esclavitud interior. Sin embargo, para que usted absorba la verdad, debe hacer más que simplemente leer o incluso memorizar las Escrituras. También es crucial que medites en ella. Cuando lo haces, el Señor te enseña a aplicar los principios bíblicos a tu vida.
Pero Dios no simplemente te libera de viejos patrones de pensamiento negativos y sentimientos de incapacidad o derrota para ejecutar o lograr objetivos para Su Reino; Él te da la perseverancia para servirle con todo tu ser. Cuando usted se preocupa demasiado por su seguridad, por las opiniones de los demás o por lo que le falta, tiene poco que dar a los demás y se sentirá motivado a protegerse a sí mismo. Sin embargo, el Señor quiere que te enfoques en obedecerle – derramando tu vida como una ofrenda para Él y ayudando a aquellos que están perdidos y sufriendo.
Hermano y Hermana que lee este mensaje, si usted cree que Dios lo ha liberado sólo para usted, entonces usted ha perdido el punto, y usted no es verdaderamente libre. El Señor te ha salvado y equipado con Su amor para que puedas llevar a cabo Su meta principal de «hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que [Jesús] mandó» (Mateo 28:19-20). Tu libertad crece a medida que obedeces el propósito de Dios para tu vida. Eso comienza con sumergirte en la Palabra y escucharlo a Él y termina pasando lo que Él le dice a otros. Así que ¡hazlo! Y a medida que el Padre te libera de la esclavitud del pecado, comunica lo que aprendas a todos los que conozcas.
Señor, gracias por liberarme. Ayúdame a alcanzar a otros con la verdad que me has enseñado para que ellos también puedan ser liberados. En El Nombre de Jesús, Amén.