Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, Y cantarán tu justicia. Clemente y misericordioso es Jehová, Lento para la ira, y grande en misericordia. Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras. Salmos 145:7-9
Los desafíos de la vida, pueden hacer que nuestra fe sea tan inestable como el caminar por un suelo resquebrajado, o un puente suspendido, cuyas vigas se tambalean de un lado a otro. En esos momentos, el miedo hace que nuestra mente sea avasallada por pensamientos tan poco edificantes cómo: ¿Dios se interesa por mí? ¿Porqué demora El Señor en escuchar mi oración? Entre otras. Ante esa cosecha que la duda quiere sembrar en nuestra mente debemos recordar 3 verdades fundamentales:
- Dios es amor, por lo que la misericordia y el cuidado que desea entregar a cada uno de sus hijos, es inalterable y por ende perfecto. Además El Señor es Santo, en Él no hay sombra de variación que no sea para amarnos de la manera correcta, en todo momento.
- Somos llamados hijos de Dios por una razón. Juan 1:12 es autoritativo y definitorio al afirmar: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Nuestro Padre desea solo el más alto bien para sus hijos, por ello, en sus promesas debemos perseverar, mas aún en tiempos de prueba.
- La mas grande expresión de un amor invariable, nos la dio El Señor, por medio de Cristo y su sacrificio en la cruz, por el que venció el pecado y la muerte y por el que nos libró del mal; una acción redentora que nadie más podía hacer por nosotros.
Ante estas tres verdades, fortalece nuevamente Tu fe, cuando los desafíos de la vida quieran derrumbarte. Ten siempre presente, que por Su Naturaleza, que es sólo amor, Nuestro Padre de los cielos, solo vela por Tu bienestar y por darte la victoria que ha preparado para Ti, conforme a la voluntad que de antemano a conformado y desea obrar en Tu vida.
Señor, fortalece mi esperanza en Tus promesas, para que en medio de los desafíos de la vida, no tiemble mi fe, sino que me fortalezca para reclamar la grandiosa voluntad que deseas obrar en mi. En El Nombre de Jesús, Amén.