Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye. 1 Samuel 3:10
Nuestro deseo de caminar por fe, siguiendo únicamente la voluntad de Dios para nuestras vidas, sólo puede comenzar cuando tenemos un verdadero deseo de escuchar lo que Él quiere transmitirnos. Cuando no tenemos ni idea de adónde nos lleva el Señor o qué quiere cambiar en nuestros corazones para hacerlos más agradables a su voluntad, escucharle es el primer y más crucial componente para una mayor fe. Esta es la razón por la que Eclesiastés 5:1 instruye: “Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.”
Esto no significa que automáticamente percibirás el mensaje del Señor para Ti. El profeta Samuel era un niño cuando oyó hablar al Señor por primera vez, y no estaba seguro de lo que oía. Sin embargo, gracias a la amable guía de su mentor Elí, la fe de Samuel empezó a florecer. Escuchar la voz de Dios se convirtió en una pauta en su vida. Y en innumerables ocasiones a lo largo de su liderazgo en Israel, escuchó -y obedeció- la voz del Señor.
Lo mismo te sucederá a ti. Así que profundiza en tu fe, fortalece tu relación con el Señor y mejora tu forma de escuchar Su voz:
- Desea conocerle más.
- Medita en Su Palabra.
- Establece un tiempo diario para escuchar al Padre.
- Practica el silencio.
- Espera que Él hable, identificando esas personas o eventos que diariamente coloca en tu vida.
Tu Padre de los Cielos quiere comunicarse contigo. Así que deja de hablar el tiempo suficiente cómo para escucharle más atentamente. Sin dudas, Él te guiará por el camino de Su voluntad, fortalecerá tu fe y te conducirá a la vida de bienestar que desea para Ti, en su mejor momento.
Habla, Señor, que tu siervo escucha. Aumenta mi fe y revélate a mí. En El Nombre de Jesús, Amén.