Pero el justo da, y no detiene su mano. Proverbios 21:26
Cuando los formidables ejércitos de Aram amenazaron con atacar Israel, el rey Joás se atemorizó hasta el punto de llorar. Sin otro recurso, fue a ver al anciano profeta Eliseo, quien le instruyó sobre cómo proceder ante tan poderosa embestida. Eliseo le dijo al rey que lanzara sus flechas por la ventana oriental, porque, proclamó, «y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos. Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra.» (2 Reyes 13:17-18). En otras palabras, Joás debía lanzar las flechas contra la tierra como señal de su confianza en que Dios ganaría la batalla para Israel.
Lamentablemente, Joás disparó sólo tres de las flechas y retuvo el resto, demostrando que no creía realmente que Dios tuviera la situación bajo control. Y debido a su falta de fe, no logró una victoria completa sobre Aram.
Lo mismo ocurre a menudo con nosotros. A veces, retenemos los dones y recursos que el Señor nos da para servirle creyendo que Él nos bendecirá de todos modos. Puede que lo hagamos por pereza, miedo o incluso codicia, pero el resultado es el mismo: nuestra obediencia parcial es en realidad desobediencia, y Dios se niega a honrarla.
Recuerda esto, todo lo que eres y posees pertenece al Señor, y Él espera que lo uses exactamente como Él te lo ordena. Así que hónralo con todo lo que tienes y no te detengas a pesar de lo difícil que resulte dejarlo ir. Porque Él nunca te pedirá que te sacrifiques sin darte algo aún mejor a cambio.
Padre, ayúdame a expresar plena fe en Ti dando todo lo que me has ordenado dar y obedeciéndote completamente. Gracias por todo lo que has hecho y por todo lo que vas a hacer realidad en mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.