Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. (Salmos 31:14-15)
Empecemos cada día dándole al Señor, los primeros frutos de nuestro tiempo, así estaremos mucho más preparados para resistir a los embates, de las dificultades y problemas normales de cada día, cómo también a aquellos de las pruebas mucho más difíciles que se nos presenten, al saber y recordar, que obramos para Su gloria y no para la nuestra.
Hagamos como el Salmista en la Palabra de hoy, dejemos en Sus manos y en Su divina providencia, los deseos de nuestro corazón y declaremos con la misma convicción del escritor sagrado: “Pero yo confié en ti…oh Señor; Dije: Tú eres mi Dios. Mi tiempo está en Tus manos”.
La Biblia dice: “Apóyate, confía y ten confianza en el Señor con todo su corazón y mente y no confíe en su propia percepción o comprensión. Conózcalo, conózcalo y reconócelo en todos sus caminos, y Él dirigirá y enderezará y allanará sus caminos. No seas sabio a tus propios ojos”. (Proverbios 3: 5-7)
Dios quiere escucharte decir: “Señor, no sé cómo va a ser el día de hoy, ni conozco la magnitud de los desafíos que encontraré en el camino. Sin embargo, estoy seguro de que bajo cualquier circunstancia, todo estará bien, pues Tú tienes el control. Te confío cada uno de mis pasos. Mi tiempo está en tus manos. Confiar en ti es mi primera prioridad en la vida”.
Dios Te Bendiga.