El que tarda en airarse es grande de entendimiento; Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad. (Proverbios 14:29)
A nadie le gustan los retrasos. Y si hoy estás pasando por una temporada de espera, puede que te sientas frustrado, ansioso e incluso como si tus esperanzas murieran en tu interior. Es exasperante sentir que careces de control sobre tus circunstancias o que tu progreso se está viendo obstaculizado. Puedes temer que el Señor se haya olvidado de ti o que te haya considerado indigno de los deseos de tu corazón.
Pero comprende que todo tiempo de espera no es más que tu Padre celestial trabajando en lo oculto por tu bien final. Como dice Isaías 64:4: “Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.” Puede que no le percibas y que no seas capaz de imaginar cómo está diseñando tus circunstancias para tu beneficio. De hecho, el Padre ha permitido esta estación en tu vida por designio para que le honres como Dios y te abandones a Su cuidado. Tu responsabilidad es poner tu corazón en Él y confiar en que tu vida está a salvo en Sus manos todopoderosas, sabias y amorosas.
Ésta es la sabiduría de la persona paciente: comprende que Dios está orquestando activamente los detalles de su situación e intervendrá en el momento justo, incluso cuando no haya indicios de Su actividad (Hebreos 11:1).
Así que hoy, sé sabio. No hagas tu propio camino ni te adelantes al plan del Señor. En lugar de eso, sé paciente y permanece en tus circunstancias actuales hasta que recibas nuevas instrucciones. Porque Dios intervendrá. Por eso, “aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.” (Salmo 27:14).
Padre, quiero tener fe y sabiduría, pero ésta es una situación difícil. Por favor, ayúdame a confiar en que Tú estás obrando todo en mi favor, aunque no pueda verte. En El Nombre de Jesús, Amén.