¿No clama la sabiduría, Y da su voz la inteligencia? En las alturas junto al camino, A las encrucijadas de las veredas se para. (Proverbios 8:1-2)
¿Te encuentras hoy en una encrucijada? ¿Tienes ante ti dos opciones, cada una con sus aspectos positivos y negativos? ¿No sabes qué hacer debido a las incertidumbres que se alinean en cada dirección? Es inquietante no saber qué hacer o adónde ir. Al fin y al cabo, estamos acostumbrados a las señales de tránsito de las calles, a los mapas y a los caminos claramente demarcados con sus diferentes rumbos. Sin embargo, el camino de la vida no está tan convenientemente equipado con tales señales.
Afortunadamente, Dios te ha dado tres mapas espirituales que te ayudarán a tomar decisiones. El primero, por supuesto, es la Biblia. En sus páginas encontrarás orientación para casi todas las situaciones que se te presenten. En segundo lugar, Dios te ha proporcionado sabios maestros que te ayudarán a crecer en comprensión. Por último, te ha dado una brújula interior de valor incalculable a través de la presencia interior del Espíritu Santo.
Isaías 11:2 describe las cualidades del Espíritu Santo tal como aparecerían en la Persona de Jesús. “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.”. La maravillosa noticia es que todas esas cualidades del Espíritu Santo están hoy a tu disposición. Y cuando abras la Palabra de Dios y ores, o cuando escuches consejos piadosos, el Espíritu Santo te revelará el camino que debes seguir.
La dirección sabia se dará a conocer cuando sigas las tres hojas de ruta espirituales del Padre. Así que, cuando te sientas perdido, abre la Palabra de Dios y escucha las indicaciones del Espíritu Santo. En Él encontrarás la dirección y la seguridad que anhelas.
Señor Dios, gracias por Tu Espíritu Santo, Tu Palabra y Tu pueblo. Padre, por favor, muéstrame qué camino debo seguir. Confío en Ti para que me guíes por el mejor camino posible. En El Nombre de Jesús, Amén.