Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11:25
¿Qué tenía Jesús en mente al retrasar su regreso a Betania y permitir que Lázaro muriera? ¿Por qué estuvo dispuesto a que María y Marta atravesaran el dolor de ver morir a su hermano? La respuesta nos ofrece una visión profunda del carácter de Dios.
Desde el principio, el propósito de Jesús no era causar sufrimiento ni aumentar la angustia emocional de Marta y María. Al contrario, su objetivo era glorificar a Dios y fortalecer la fe de quienes serían testigos de Su poder. A través de esa situación dolorosa, Cristo reveló la esperanza de la vida eterna que Él mismo provee. La oportunidad de manifestar públicamente el poder de Dios y preparar los corazones para comprender la cruz y la resurrección valía ese momento de espera.
Recuerda esto cuando atravieses circunstancias difíciles que parecen incomprensibles. Habrá ocasiones en las que otros experimentarán la gracia y el plan redentor de Dios al observar cómo respondes en medio del sufrimiento. Aunque el dolor sea real y profundo, la diferencia que el Salvador puede hacer por medio de tu obediencia humilde puede tener un impacto eterno. Y eso siempre vale la pena.
Padre, cuando no entiendo tus tiempos ni tus caminos, ayúdame a confiar en tus propósitos eternos. Sostén mi corazón en medio del dolor y dame la fe para creer que estás obrando para tu gloria y para bien. Usa mi vida, aun en la prueba, para que otros puedan conocerte y creer en ti. En El Nombre de Jesús, Amén.