Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Gálatas 5:1
A tu alrededor hay fuerzas que intentan socavar la libertad que Jesús te dio en la cruz. Susurros de condenación, inseguridad, miedo, o incluso críticas de personas bien intencionadas pueden debilitar tu fe. Día tras día, tu libertad espiritual y tu identidad en Cristo son atacadas desde todos los frentes.
Esa fue precisamente la amenaza que movió al apóstol Pablo a escribir estas palabras. Él sabía, al observar a los creyentes en Galacia, que la libertad en Cristo debía ser protegida y defendida constantemente. La verdad de Dios nos libera, pero las mentiras del enemigo pueden intentar llevarnos de nuevo a la esclavitud del pecado, la culpa o el temor que ya fueron vencidos.
Por eso, detente y reflexiona: ¿Estás permaneciendo firme en la libertad que Cristo ganó para ti en la cruz? ¿Te estás aferrando a Su Palabra cada día? ¿Afirmas con convicción quién eres en Él? Si no es así, toma unos minutos para examinar las áreas donde el enemigo intenta debilitarte. Pídele al Señor que te revele los puntos de vulnerabilidad y te enseñe a superarlos. Él quiere liberarte por completo.
Busca en la Escritura promesas que puedas memorizar y meditar, verdades que afiancen tu fe. Luego, mantente firme, recordando que la libertad que Cristo te dio no depende de tus sentimientos, sino de Su victoria. Aférrate a esa verdad: en Él, eres verdaderamente libre.
Señor Jesús, gracias por la libertad que me diste en la cruz. Ayúdame a mantenerme firme en esa verdad y a no volver a los temores ni a las culpas del pasado. Fortalece mi fe y enséñame a vivir cada día en la plenitud de Tu gracia. Que nada robe la libertad que Tú ganaste para mí. En el Nombre de Jesús, Amén.