Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:17
Todo lo que vemos a nuestro alrededor es pasajero. La gloria, el poder y las riquezas de este mundo se desvanecen como niebla al amanecer. Pero quienes rinden su vida a Cristo y viven según Su voluntad reciben una herencia eterna que jamás podrá ser destruida.
Seguir a Jesús significa transferir el control de tu vida de tus propios planes a los suyos. Es un acto de obediencia que moldea tu manera de decidir, hablar y actuar en cada situación. Al obedecer, no caminas solo: el Espíritu Santo te fortalece y te capacita para perseverar en el propósito divino.
Las inversiones terrenales, por grandes que parezcan, se desmoronarán. Pero lo que siembras en obediencia a Dios dará fruto eterno. Cada día, vuelve tu corazón al Señor en oración. Él te pedirá cosas que superan tus fuerzas, pero también te dará todo lo necesario para cumplirlas. Su voluntad es el único camino seguro hacia una vida plena y duradera.
Señor, recuérdame cada día que este mundo es pasajero y que lo eterno está en Tu voluntad. Rindo mis planes, mis deseos y mi control a Ti. Enséñame a esperar en oración, buscando Tu guía y obedeciendo Tu voz. Lléname con Tu Espíritu para producir frutos que permanezcan y vivir por tesoros celestiales. Que mi vida te glorifique en cada decisión y refleje el poder de Tu amor eterno. En el nombre de Jesús, Amén.