Dios es el que me ciñe de fuerza, Y quien despeja mi camino. (2 Samuel 22:33)
Génesis 18:14 nos recuerda el extraordinario camino de fe de Abraham y Sara. Habían seguido obedientemente la llamada de Dios, pero, con el paso de los años, les asaltaron las dudas. Se preguntaban si habían hecho lo suficiente, si habían pasado algo por alto y si era demasiado tarde para que se cumpliera la promesa del Señor.
Quizá hoy te encuentres en una situación similar. Has seguido la guía de Dios, pero el cumplimiento de Sus promesas parece lejano o retrasado. Es natural que te preguntes si es demasiado tarde o si los planes de Dios han cambiado. Sin embargo, la historia de Abraham y Sara nos enseña una poderosa lección: el tiempo de Dios es perfecto, y nada es demasiado difícil o maravilloso para Él.
En medio de su incertidumbre, Dios visitó a Abraham y Sara en forma de tres desconocidos, con atributos divinos. Les reafirmó Su promesa y les dio un plazo concreto para el nacimiento de su hijo, Isaac. Dios incluso cambió sus nombres para significar sus nuevas identidades y el cumplimiento de Su pacto.
Cuando Sara, abrumada por la aparente imposibilidad de la promesa, se rió con incredulidad, Dios respondió con una pregunta: “¿Hay algo demasiado difícil o maravilloso para el Señor?”. Fue un amable recordatorio de que el Señor al que servían era ilimitado en Su poder y fidelidad.
Del mismo modo, cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles y a oraciones sin respuesta, debemos recordar que nada es demasiado difícil para nuestro Padre Celestial. Él es Quién que cumple Su palabra en el momento perfecto. Nuestro papel es resistir con fe firme, sabiendo que los planes de Dios son mayores que nuestra comprensión.
Durante las fases de espera e incertidumbre, podemos encontrar consuelo en la fidelidad de Dios. Recuerda las oraciones que Él ya ha respondido, los milagros que ha realizado en tu vida. Recuerda Su fidelidad en el pasado, pues de esa misma forma fortalecerá tu fe en el presente.
Oración:
Señor, gracias por que cumples Tu Palabra que es perfecta, y porque sólo Tienes en tu perfecto tiempo, planes de bien para mi vida. Que nunca me falte Tu presencia, Señor, Te lo pido, en el nombre de Jesús, Amén”.