Si alguno me sirve, sígame. Juan 12:26
Seguir a Jesús no se trata simplemente de caminar detrás de Él, sino de vivir como Él vivió: con un corazón rendido, sensible, y lleno de amor hacia los demás. Ser siervo en el Reino de Dios es una honra mayor que cualquier título humano. Pero, ¿cómo podemos servir verdaderamente en Su nombre? Estas cinco actitudes nos ayudan a reflejar el carácter de Cristo mientras ministramos a quienes nos rodean:
- Abandono: Servir comienza con rendición. Cuando entregamos nuestras fuerzas, talentos, sueños y recursos al Señor, Él los transforma en instrumentos de bendición. Solo cuando nos vaciamos de nosotros mismos, Dios puede llenarnos con Su poder.
- Permanencia: El servicio no nace del esfuerzo humano, sino de la comunión constante con Jesús. Al permanecer en Él como la vid verdadera, recibimos la vida, la sabiduría y la gracia necesarias para ministrar eficazmente. Separados de Él, nada podemos hacer.
- Conciencia: Un corazón dispuesto a servir es también un corazón atento. Necesitamos mirar a los demás con los ojos de Cristo, percibir sus dolores ocultos, sus silencios, sus anhelos. Y dejar que el Espíritu Santo nos muestre cómo responder con amor.
- Disponibilidad: Dios usa a los que están dispuestos, no necesariamente a los más capaces. La disponibilidad es una expresión de humildad y entrega. A veces, el mayor ministerio nace de una interrupción que abrazamos con fe.
- Aceptación: Cristo no vino a condenar, sino a salvar. Servir como Él implica recibir a las personas donde están, con ternura y sin juicio. La aceptación genuina abre puertas que el discurso no puede tocar.
Si quieres parecerte a Jesús, hazte siervo. El mundo no necesita más discursos, sino corazones que amen como Él amó. Que tu vida sea una extensión de Su compasión.
Señor, enséñame a seguirte con el corazón de un siervo. Ayúdame a entregarme por completo a Ti, a permanecer unido a Tu amor, a ser sensible a las necesidades de los demás, disponible para Tu obra y lleno de aceptación por quienes me rodean. Que mi servicio refleje Tu gracia, y que en todo, seas Tú glorificado. En el nombre de Jesús, Amén.
