Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6
La fe no es sólo para héroes espirituales de gran renombre. No es una condición misteriosa que disfrutan sólo super hombres escogidos, ni una mentalidad artificiosa que sólo admite el pensamiento positivo. En pocas palabras, la fe es confiar en que Dios es quien dice ser y que hará lo que promete en Su Palabra.
Por ejemplo, Moisés no se presentó ante el faraón de Egipto en nombre del pueblo de Israel porque creyera que actuaría bien para el Señor. Más bien, se enfrentó al faraón porque confiaba en que Dios le daría la capacidad de cumplir lo que había sido llamado a hacer. De hecho, cuando lees las historias de los santos del Antiguo Testamento, descubres que muchos eran impotentes, pobres, inadecuados o inexpertos cuando el Señor puso Su mano sobre sus vidas. Pero se convirtieron en instrumentos Suyos para hacer obras poderosas cuando expresaron confianza en Su carácter santo. En otras palabras, eran personas débiles que servían al Dios todopoderoso. El énfasis siempre estaba en Él. Así puedes ser tú también. La fe es la habilidad de apoyarte en Dios con todo lo que enfrentas. Confía en que Él existe y que quiere bendecirte. Luego obedece lo que Él te instruya qué hagas.
Señor, ayúdame a confiar en Ti con todo en mi vida. Creo que Tú eres quien dices ser, y sé que Tú proveerás todo lo que necesito. Ayúdame a obedecer Tu guía y a apoyarme en Tu fortaleza. Gracias por Tu constante fidelidad y por bendecirme mientras confío en Ti. En El Nombre de Jesús, Amén.