El que procura el bien buscará favor; Mas al que busca el mal, este le vendrá. Proverbios 11:27
Quizás hayas imaginado los miles de millones de oraciones que llegan a los oídos de Dios cada día: peticiones de sanidad, ayuda, favor y honor. Si es así, entonces quizás te preguntes si el Señor realmente te escucha, especialmente cuando no eres tan fiel como sabes que deberías ser. Cuando elevas tus peticiones personales al Padre, ¿confías en que Él está escuchando y responderá?
Hermana y hermano que lees estas líneas, sin duda, el Padre te responderá. Si te enfrentas a una elección o desafío difícil, el Señor promete brindarte la sabiduría que necesita para tomar la decisión correcta. Santiago escribió: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada”(Santiago 1:5-6). Aquí es donde entra tu confianza en Dios. Debes creer que si colocas en las manos del Señor hasta el más mínimo detalle, Él escuchará tu oración y la responderá. Por supuesto, Él no dice que recibirás automáticamente exactamente aquello que has pedido, en el momento exacto en que lo solicites. La clave es orar con confianza indivisa. El Padre siempre responde a tu clamor, pero Sus soluciones y plazos pueden ser diferentes a los tuyos.
Tu responsabilidad es despejar tu mente de dudas. Recuerda lo que nos revela, Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”Tienes la garantía de que el Señor cumplirá Sus promesas, pero debes creerle. Así que examina tu nivel de fe la próxima vez que tengas una necesidad ent u vida. Y a medida que lleves tu petición a Dios, ten plena confianza en que no solo serás escuchado, sino que también tu clamor será respondido.
Señor, se que nunca me abandonas, y que en los momentos de prueba y escasez material o espiritual, responderás a mis oraciones. Gracias por escucharme y amarme, Padre. Ayúdame a confiar plenamente en Tu tiempo y sabiduría, sabiendo que siempre me rescatarás de la manera que sea mejor para mí. Entrego mis dudas y deposito mi fe en Ti. En El Nombre de Jesús, Amen.
