La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas; Clama en los principales lugares de reunión; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. Proverbios 1:20-21
Cada día te enfrentas a decisiones que requieren sabiduría. Entonces, ¿cómo puedes discernir si una elección que estás haciendo o lo que estás comunicando está arraigado en la sabiduría terrenal o divina? Considera cuál sería el resultado. La sabiduría terrenal está limitada por nuestro entendimiento humano que es finito e imperfecto. Es «hacer lo que nos viene naturalmente», lo que significa hacer lo que satisface nuestros sentidos y alimenta, muchas veces, nuestro orgullo. La sabiduría terrenal no puede elevarse por encima de nuestra naturaleza caída. Por lo tanto, las decisiones arraigadas en la sabiduría terrenal generalmente resultarán en una mala comunicación, personas en desacuerdo entre sí, confusión y muchas formas de comportamiento equivocado.
Pero la sabiduría divina es hacer lo que el Espíritu Santo nos obliga a hacer. El resultado es lo que agrada a Dios y, en última instancia, lo que nos beneficia eternamente. Cuando permitimos que el Señor nos guíe, nuestras habilidades para comunicarnos, entender, crear y administrar los recursos de la vida son poderosamente mejoradas. Por lo tanto, la sabiduría piadosa está marcada por estos atributos:
- Pureza-produce un comportamiento santo centrado en Cristo.
- Paz- fomenta la unidad, no el distanciamiento
- Servidumbre-nos lleva a ayudar a otros en lugar del propio interés
- Justicia-nos conduce a buscar la verdad sin parcialidad ni prejuicios
- Integridad: nos brinda coherencia, honestidad y transparencia.
- Confianza: acrecenta nuestra esperanza en el poder de Dios que actúa en nosotros.
La sabiduría divina siempre te llamará a elevarte por encima de tu propia naturaleza y a actuar de acuerdo con la presencia y el poder del Espíritu Santo que mora en ti, con el fin de producir resultados del tamaño de Dios. Así que cuando estés tomando decisiones, no tengas miedo de lo que Él te está llamando a hacer. Sométete como un recipiente que el Padre puede usar para bendecir a otros y confía en que Él te está guiando de la mejor manera posible.
Señor, ayúdame a hablar y tomar decisiones con Tu sabiduría que es intachable y perfecta. En El Nombre de Jesús, Amén.