Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo. Proverbios 24:32
¿Has sentido alguna vez una profunda carga por otra persona? Tal vez hay alguien en tu vida que necesita desesperadamente aceptar a Cristo como Salvador. O tal vez hay personas que conoces, que están pasando por la dificultad de una gran prueba y sumidos en profundo dolor y angustia, requieren el consuelo amoroso del Todopoderoso y la vida verdadera que sólo se halla en Él. Dicho de otra forma, estos hermanos quieren liberarse de la esclavitud en la que se encuentran, pero no saben cómo hacerlo o tienen miedo de dar un paso adelante en Su fe. ¿Qué puedes hacer tú?
Puede que incluso haya un joven o una joven en tu círculo de influencia que probablemente haya sido llamado al ministerio, apartado para servir al Señor, y le espere a tal persona, una vida fructífera y de bendiciones construyendo el Reino de Dios. Sin embargo también sabes que el futuro en la vida de servicio a Dios, traerá desafíos que pondrán a prueba su confianza en el Señor y romperán cualquier voluntad propia. ¿Cómo puedes animar a esta persona?
Puede que te sientas impotente para ayudar de manera significativa, pero siempre hay algo muy importante que puedes hacer: llevar ese clamor, a Dios en oración. Santiago 5:16 instruye: «Orad unos por otros… la oración eficaz del justo puede mucho». No sólo peleas la batalla por él o ella de rodillas, sino que mientras lo haces, el Señor también te mostrará la mejor manera de ofrecer ayuda y aliento.
Ningún cristiano ha sido llamado a andar solo en su camino de fe. Nos necesitamos unos a otros para crecer en nuestras relaciones con Dios. El Señor nos pide que con nuestra oración seamos canales de bendición para los demás para ayudarnos a ir más allá de nuestras propias preocupaciones y atender las necesidades espirituales, físicas, emocionales y relacionales que encontremos en nuestro camino. Esto no es sólo para nuestro propio beneficio, sino para que nosotros también podamos crecer a Su imagen y semejanza, atrayendo a otros, a la vida plena, que sólo nuestro Padre de los Cielos, puede ofrecer.
Padre, hazme un canal de bendición para mis hermanos por medio de la oración ferviente y constante. Revela a otros que necesitan mi oración y muéstrame también cómo animarlos, en su camino de seguirte y servirte. En El Nombre de Jesús, Amén.