El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. (Proverbios 8:13)
¿En qué destacas? ¿Cuáles son las cualidades tuyas que los demás reconocen en Ti? Parece contraintuitivo, pero tus fortalezas pueden, en realidad, impedirte a avanzar de la forma en que Dios espera, para tu vida. Empiezas a confiar en tus puntos fuertes porque te parecen “seguros”: no hay fe implicada en la consecución de tus objetivos, pues atribuyes cada vez más tus triunfos a tu propia capacidad y menos a Su gracia, muchas veces hasta de forma inconsciente. Muy pronto, en lugar de buscar la sabiduría y el poder del Señor, evitas sin percibirlo, cualquier cosa que requiera la más mínima confianza en Él.
Por eso es importante comprender, para no caer en el orgullo, que cualquier éxito que puedas lograr por ti mismo, será insatisfactorio comparado con las cosas asombrosas que el Señor puede hacer a través de ti. Por eso el orgullo no pertenece a tu vida. El te aleja de Dios, no sólo porque destruye tu relación con Él, sino también porque te distancia de todo lo que podrías ser.
En tu tiempo de oración de hoy, si sientes que en algún momento, el orgullo ha tomado cuenta de mucha de las cosas que has emprendido, pide al Señor que te revele cualquier engreimiento que haya invadido Tu corazón, y arrepiéntete de él. Muéstrate dispuesto a someterte a Dios y a atribuirle todo lo que tienes y todo lo que eres. Porque cuando lo hagas, estarás bien encaminado para disipar el dominio del orgullo y convertirte en todo aquello para lo que el Padre de los Cielos te creó. Así que no esperes, el orgullo nos separa de Dios, pero su inmenso amor nos llamará para que regresemos a Él, siempre y por todos los medios necesarios. Por elloInvítale a entrar en tu vida como tu fuerza y tu confianza.
Padre, perdóname por las formas en que he confiado en mí mismo en lugar de confiar en Ti. Quiero vivir una vida de fe que Te glorifique. Por favor, purifícame del orgullo y dame un corazón humilde para que pueda servirte bien. En El Nombre de Jesús, Amén.