Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (Juan 3:4-5)
En el versículo de hoy vemos como en primer lugar, Jesús despierta a Nicodemo de la oscuridad de sus dudas sobre el nuevo nacimiento. Después, le explica con más profundidad lo que representaba este concepto.
¿Qué lección podemos aprender de esta interacción, en función a la forma en que nos relacionamos con otros? Veamos. Primero, llama la atención la humildad y hambre de conocimiento de Nicodemo, mismo siendo un hombre instruido en diversos campos del saber, y teniendo claro que Jesús no hablaba literalmente, aún así, quería comprender lo que El Maestro quería enseñarle; había una motivación, un compromiso y una determinación de aprender. Debemos en consecuencia, reconocer esta vocación de quiénes nos rodean y viendo Su interés por querer saber, responder a ese interés, con bondad, paciencia y pedagogía que lleve a otros hermanos a corresponder positivamente al llamado del Señor.
Y en segundo lugar, asi como Jesús, estuvo atento y cuidadoso a confirmar, fortalecer y acrescentar la fe de sus hermanos, asi nosotros debemos día a día identificar los Nicodemo que encontremos en los estudios, en el trabajo, en nuestra propia familia. Invirtiendo tiempo en ellos, tiempo de calidad, dedicando toda nuestra atención a satisfacer su hambre de conocimiento.
El tiempo es el bien más intangible que podemos tener. No podemos detenerlo, acelerarlo ni manipularlo, así que dedicar tiempo es una forma de demostrar amor. Y la mejor definición de amor es el tiempo, y el mejor momento es ahora.
Recuerda que un día alguien se detuvo para enseñarte a hablar, a andar y a hacer tareas sencillas que marcan la diferencia en tu vida. Alguien te dedicó tiempo, aunque sólo fuera para darte un abrazo, así que date cuenta de que siempre puedes parar y dedicar como Jesús, tiempo a un hermano. Invierte tiempo en las personas, pues El Señor, sin dudas, recompensará esa gran obra.
Señor, ayúdanos a ser como Jesús, invirtiendo tiempo en los que buscan conocimiento y comprensión. Danos la sensibilidad para reconocer a los ‘Nicodemos’ de nuestras vidas y la voluntad de dedicarles tiempo de calidad para satisfacer su hambre de conocimiento. Enséñanos a valorar y utilizar el precioso don del tiempo, mostrando amor a través de nuestras acciones. Que recordemos siempre que invertir tiempo en los demás es una oportunidad para reflejar Tu amor. En el nombre de Jesús, Amén
