Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, Y para el corazón de los reyes, no hay investigación. (Proverbios 25:3)
Romanos 13:1 nos instruye: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. Sabemos que el desafío de este mandamiento se produce cuando nuestras figuras de autoridad toman decisiones que no comprendemos o con las que no estamos de acuerdo. Nos preguntamos si tenían todos los datos o si disponían de información que nosotros no conocíamos.
Lo mismo ocurre con Dios, pero en mayor medida. La gente tiene todo tipo de ideas sobre cómo es realmente el Señor, aparte de lo que las Escrituras informan sobre Él. Lamentablemente, debido a ello, podemos crearnos erróneamente una imagen de Él que se ajuste a nuestras preferencias, en lugar de conocerle de verdad. Estos conceptos erróneos a menudo subestiman la sobrecogedora grandeza, sabiduría, poder y amor de nuestro Padre Celestial.
Pero el Señor es claro: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9).
Sí, Dios posee información a la que nosotros no tenemos acceso. De hecho, Su conocimiento y Su sabiduría son inescrutablemente incomprensibles, más allá de lo que tú y yo podríamos llegar a comprender. Aunque interactúa con nosotros de forma cercana y personal, Es Él, todopoderoso, y perfectamente grandioso para definirlo según nuestra propia comprensión humana.
Así que sométete a tu Padre celestial. Incluso cuando no entiendas por qué dice sí o no a los clamores de tu corazón, ten fe en que realmente está tomando la mejor decisión para ti. No tienes por qué entender necesariamente Sus “porqués”, pero siempre puedes confiar en la sabiduría y el amor que Él muestra por ti.
Padre, puede que muchas veces no entienda los caminos por los que deseas llevarme, pero confío en que con amor, me guiarás siempre al bien. Ayúdame a someterme a Ti con fe y confianza, sabiendo que proveeras lo mejor para mi. En El Nombre de Jesús, Amén.