Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:39-40
Lázaro llevaba cuatro días en el sepulcro cuando Jesús dio una orden que parecía extraña: quitar la piedra que bloqueaba la entrada a la tumba. Humanamente, la instrucción no tenía sentido. ¿Para qué hacerlo? Sin embargo, Jesús aseguró que, si creían, verían la gloria de Dios manifestarse en su situación.
Imagina por un momento que Marta y María se hubieran negado. Habrían sufrido en vano y se habrían perdido un milagro extraordinario. Muchas veces nosotros actuamos de la misma manera. Cuando el Señor nos pide que demos un paso de obediencia, podemos resistirnos por temor, cansancio o falta de entendimiento. No vemos una solución inmediata y llegamos a pensar que Dios nos ha abandonado.
Cuando el Señor te indica qué hacer para mostrar Su gloria, no rechaces Su instrucción ni preguntes: «¿Cuál es el beneficio?». La fe verdadera obedece aun cuando no comprende. Amigo, recuerda esto: nada de lo que Dios te pida hacer te dañará. Cuando Marta obedeció, Lázaro salió del sepulcro. Y cuando tú obedeces a Dios, aquello que Él haga surgir traerá gozo a tu alma y te ayudará a ver que todo es posible en Jesús.
Señor, ayúdame a obedecerte aun cuando no entienda tus instrucciones. Quita de mí el temor y la duda, y dame un corazón dispuesto a actuar en fe. Enséñame a confiar en que cada paso de obediencia abre el camino para que tu gloria se manifieste en mi vida. Quiero ver lo que solo tú puedes hacer. En El Nombre de Jesús, Amén.